Si algo se puede decir de ellas es que son perseverantes. En 1994 comenzaron a planificar el Foro de Mujeres del Mercosur, con la intención de incorporar el “tema de género”. En 1998 lograron crear la Reunión Especializada de la Mujer. Y ahora, 25 años más tarde, debaten sobre Género y Comercio en los Bloques Regionales, en un seminario internacional. El escenario elegido es nada menos que el Palacio San Martín, con funcionarios nacionales, la vicepresidenta Gabriela Michetti, ministros, empresarias y líderes de asociaciones de Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina.

Todo ocurrió el lunes pasado. Las banderas de los países que integran el Mercosur “escoltaron” a las precursoras de esta convocatoria, Laura Velásquez, actual representante del Comité de Género y Comercio para el acuerdo comercial Argentina-Chile, y otras protagonistas invitadas. Había referentes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural, Fundación Flor y organizaciones como FEPESNA, AIME, MEFEBA y FECOBA, por ejemplo. También, empresarias de 15 provincias argentinas y de países vecinos.

El tema que las convocaba: enumerar las estrategias de las asociaciones de mujeres del Mercosur para que surjan oportunidades comerciales. Cada país enfrenta realidades diferentes. Mientras la Argentina se ubica en el puesto 36 del ránking general de brecha de género, Chile ocupa el puesto 54, Uruguay, el 56 y Brasil, el 95. Para tener una idea: un país desarrollado como Canadá exhibe el puesto 16.

¿Qué ocurre a nivel regional? Las políticas económicas y comerciales son “neutrales”, como menciona José María Arbilla, director nacional de Negociaciones Comerciales Internacionales. La incorporación de “capítulos femeninos” representa todo un cambio, como veremos. “Pero todavía falta información legal y financiamiento dirigido a la mujer. La inequidad y el machismo todavía operan como barreras”, dice quien hasta el año pasado formó parte de la Embajada Argentina ante la Unión Europea. Entre las soluciones posibles menciona plataformas como She Trades (lanzada en 2017 para incentivar el comercio internacional entre mujeres), promover la inclusión financiera y aumentar la participación de empresarias en la contratación pública.

Los acuerdos comerciales con “capítulo de género” merecen especial atención. De 1994 a 2016, no se realizó ninguno. Los primeros se efectuaron a partir de 2017. Para este año están previstos tres en Argentina y dos entre países del Mercosur.

Beatriz Tourn, presidenta de Mujeres Empresarias de CAME, analiza el caso argentino: “Hace dos años que FEPESNA nos convocó para que nos reunamos. Y aquí estamos articulando conjuntamente, con un objetivo esencial: el desarrollo de las empresarias y su incorporación en contrataciones de obra pública y comercio exterior”, asegura.

En esa línea, la Sociedad Rural creó su primer grupo de mujeres exportadoras de carne. AIME organiza anualmente ruedas de negocios entre entre mujeres iberoamericanas. Fundación Flor acaba de lanzar con Santander Río una línea de financiamiento para el desarrollo de pymes, lideradas por mujeres. Y las mujeres CAME articulan encuentros binacionales con Chile, Brasil y Paraguay. También crearon una etiqueta, Made by Woman, que identifica a los productos elaborados por empresas femeninas, presentada oportunamente por Griselda López Viegas, de la Convergencia Empresarial de Mujeres (CEMS). “Todas sabemos la importancia que tienen las pymes. Esperamos que este encuentro sea la piedra fundacional de una convergencia de mujeres exportadoras del Mercosur”, celebra Tourn.

Para la representante de Brasil, el emprendedurismo femenino es una necesidad. “Precisamos las mismas oportunidades para acceder a créditos”, dice Lilian Schiavo, consejera del Instituto Brasileño de Relaciones Empresariales Internacionales. En Brasil hay 9.3 millones de empresarias y el 45% de los emprendedores son mujeres. “Aunque tenemos más escolaridad que los varones, ganamos 23% menos. El 32% de las brasileñas en situación de violencia no presentan denuncia porque dependen financieramente del agresor”, afirma.

En Paraguay no cuentan con cifras sobre participación femenina, pero hay asociaciones que generan espacios de networking y “ayudan a las mujeres a que cumplan el sueño de emprender”, explica Celina Lezcano, a cargo de la Asociación Paraguaya de Empresarias, Ejecutivas y Profesionales (APEP), con 28 años de trayectoria.

El 70% de la población paraguaya tiene menos de 35 años. Una realidad completamente distinta a la de Uruguay, donde en 2014 el 45% de la población ya era mayor de 50. “La proyección para 2025 es del 50%. Nuestro país no se puede dar el lujo de desperdiciar ese capital humano”, anuncia Nelly Morganti, presidenta del Foro de Mujeres del Mercosur y líder de Xeniors, una institución que se dedica a asesorar y capacitar a emprendedores y empresarios de 50+. “Todos debemos estar incluidos en el desarrollo del país”, dice quien hace 25 años también ayudó a crear aquel foro pionero. Mujeres con visión de futuro.

Fuente: Diario Clarín.